Educar en igualdad

¿En qué se diferencia la escuela coeducativa?

La escuela educativa permite una mayor inclusión de los niños y las niñas, independientemente de su sexo, género u orientación sexual; valora las aportaciones de las mujeres dentro de los diferentes saberes; favorece la resolución pacífica de los conflictos y previene la violencia de género; y reinvindica los conocimientos y saberes femeninos.

¿Por qué aparecen los planes en coeducación?

En la educación, la primera aproximación por la igualdad de oportunidades fue la educación mixta, donde por primera vez niños y niñas se educaban juntos. Aunque la educación conjunta supuso un gran impulso para la igualdad, la escuela, tal y como estaba creada, no era una institución igualitaria.

Las niñas habían sido integradas en una institución pensada para los niños, con los valores y normas masculinas, con lo que todos los saberes asociados a las mujeres, a sus intereses y valores quedaron relegados a un segundo plano y poco a poco cayeron en el olvido. De esta forma, se ha creado un sistema educativo que perpetúa la segregación laboral, la separación entre el trabajo productivo y reproductivo, la infrarrepresentación femenina, etc…

La coeducación busca, en palabras de Miriam Subirats, “que los niños y las niñas sean tratados con igual atención y se les conceda el mismo tipo de protagonismo. Que los valores atribuidos tradicionalmente a los hombres y a las mujeres sean considerados igualmente importantes y transmitidos tanto a los niños como a las niñas” (Miriam Subirats, 1990).

Para ello, la coeducación pretende revisar los contenidos del currículum escolar para observar si este perpetúa prácticas sexistas o infravalora las aportaciones femeninas dentro del contexto educativo. En esta revisión se ha observado que los roles y estereotipos de género se pueden transmitir por dos vías: el currículum explícito y el oculto.

En el primero de ellos, el currículum explícito, se pueden observar prácticas sexistas por la evidente falta de representación femenina en los contenidos curriculares. Independientemente de la asignatura de la que estemos hablando, existe una clara falta de referentes femeninos.

Las prácticas sexistas asociadas al currículum oculto son más difíciles de detectar, ya que son conductas o acciones que, sin ser explícitas y muchas veces sin ser intencionales, reproducen estereotipos y roles de género. Un ejemplo de ello sería el comportamiento del profesorado, en cuanto a expectativas y formas de tratar a los alumnos y alumnas. Se ha observado que las expectativas de los profesores y profesoras tienen efectos sobre el desempeño y las capacidades del alumnado, lo comúnmente llamado efecto Pigmalión. Además, son un modelo de conducta adulta y un fuerte agente socializador de género, por lo que es fundamental trabajar para evitar que transmitan estereotipos y roles de género. Por este motivo, tanto en la LOGSE como en la Ley Orgánica de Igualdad, se marca la necesidad de que el profesorado esté formado en temas como la diversidad de género o la prevención de violencia.

También hay otras prácticas asociadas con las interacciones en el aula o los espacios que perpetúan la diferenciación por sexos. Ejemplos de ello lo tenemos en los uniformes o normas de vestimenta, la zona de juegos y de descanso diferentes para niños y niñas, la utilización de expresiones sexistas, etc…

En los planes coeducativos se van a observar tanto las prácticas asociadas al currículum explícito como aquellas relacionadas con el currículum oculto para determinar si existen prácticas sexistas y hacer propuestas de mejora por una educación más igualitaria y justa.

Contenidos de los planes de coeducación

Los planes coeducativos se basan, al igual que los planes de igualdad, en el diagnóstico de la situación inicial de igualdad del centro para, una vez se conoce la realidad de la entidad, proponer acciones para erradicar situaciones discriminatorias o promocionar la igualdad en el centro. Para ello se focalizan en los siguientes puntos:

Órganos de participación y liderazgo del centro:

Pese a que el sector educativo está profundamente feminizado todavía podemos encontrar segregación horizontal y vertical, así como una brecha económica entre los salarios de los y las docentes. Según el Plan de Igualdad del Personal Docente de la Consellería de Educación los hombres se suelen concentrar en secundaria, bachillerato y ciclos formativos, mientras que las mujeres están más presentes en infantil, primaria y educación especial. También suelen ser los hombres los que ostentan cargos de dirección en los centros o que forman parte de los órganos de representación, incluso cuando existe una clara mayoría de mujeres en dichos centros. Además, existe una brecha salarial de entorno al 5% entre el salario de los hombres y de las mujeres. Las profesoras de secundaria cobran una media de 815€ menos que sus compañeros varones, y en primaria la brecha se acentúa hasta alcanzar los 1.086€ menos en las maestras.

Esta segregación, tanto horizontal como vertical, afecta no sólo al profesorado, sino también al alumnado, ya que generan un modelo de conducta que va a tender a replicarse. Por dicho motivo, los planes coeducativos abordan la presencia de mujeres y hombres en todos los estratos educativos, así como en los lugares clave de decisión y participación.

Esta área de evaluación-acción estará inserta dentro del Plan de Igualdad del centro que, de ser un colegio o entidad educativa pública, deberá realizarse de forma obligatoria.

El profesorado:

Las intervenciones más comunes para paliar dichas prácticas involuntarias o inconscientes del profesorado están relacionadas con el lenguaje, tratando de ser más inclusivos/as tanto en el lenguaje hablado como en el audiovisual. O bien aprendiendo dichos sesgos de género presentes en la conducta para identificarlos y suprimirlos en la medida que sea posible.

Además, el profesorado también será el encargado de transmitir valores de igualdad y no discriminación por razón de género. Por lo tanto, entre su formación permanente, se deberían incluir contenidos de educación afectiva y sexual en igualdad o prevención de la violencia de género, entre otros.

Los contenidos curriculares y el material educativo:

Según un estudio realizado por Ana López Navajas, en los libros de texto de secundaria sólo hay un 7’6% de presencia femenina. Los hombres aparecen como protagonistas de la historia, la ciencia y la cultura, mientras que las mujeres aparecen como meras figuras secundarias o bien como excepcionalidades.

Por este motivo, la revisión del material educativo del centro es fundamental a la hora de realizar los planes coeducativos. De dichos contenidos se revisará, fundamentalmente, tres puntos:

1. El número o el porcentaje de referentes femeninos en cada una de las áreas de conocimiento;

2. La existencia de lenguaje inclusivo, que no invisibilice la contribución femenina en los diferentes ámbitos del saber;

3. La presencia de contenidos visuales (fotos, viñetas, dibujos) que refuercen o perpetúen roles o estereotipos de género.

A partir de este análisis exhaustivo de los materiales educativos utilizados en el aula se deberán establecer medidas para incrementar la presencia de referentes femeninos en el currículo escolar o para reducir el lenguaje, escrito o visual, que mantenga una visión estereotipada de la mujer o del hombre.

Algunas entidades, como el Instituto Catalán de la Mujer, han desarrollado guías y documentos para ayudar al profesorado con la elección de libros de texto con perspectiva coeducativa. O bien, se sugieren preguntas para guiar la elección de libros de texto, por ejemplo:

• ¿El libro está escrito por un hombre o por una mujer?
• ¿Cuántos de los personajes son hombres y cuántos son mujeres?
• ¿Qué adjetivos se utilizan para describir a hombres y a mujeres?
• ¿Qué tipo de tareas o actividades realizan las mujeres y qué tipo realizan los hombres?

El alumnado:

La segunda área que se trabaja con el alumnado está enfocada a fomentar la autonomía, tanto personal como económica. De esta forma no sólo se educa a niños y niñas para que sean personas independientes, sino que se ponen en valor ciertas actividades, como las tareas domésticas, que son necesarias para la vida cotidiana. La coeducación pretende que haya un equilibrio entre la vida privada y laboral, de forma que todas las personas sepan desarrollarse de forma efectiva en ambas esferas.

El patio, los extraescolares y otros espacios no pautados:

Dentro de los centros educativos existen otros espacios que pueden mantener relaciones desiguales entre los sexos. Un ejemplo de ello lo encontramos en los patios escolares, que están conformados, casi en su totalidad, por campos de futbol, baloncesto u otros deportes. Actualmente, estos espacios siguen siendo utilizados mayoritariamente por niños, relegando a las niñas a los laterales de los campos. El juego, especialmente a edades tempranas, no sólo es una forma de entretenimiento, sino que supone un aprendizaje de la forma de comportarse y de interaccionar con otras personas. Además, los espacios de ocio dejan en evidencia la poca interacción que existe entre los niños y las niñas, precisamente porque no se les educa para jugar juntos. Por lo tanto, hay que tener en cuenta estos espacios no reglados a la hora de proponer un plan coeducativo, tal como comenta Sandra Molines en el siguiente vídeo.

Las actividades extraescolares también pueden suponer una fuente de discriminación o de segregación de las tareas, ya que existe una clara evidencia de que las niñas escogen unas actividades (p.ej. música, pintura…) mientras que los niños escogen otras (p.ej. deportes). Estas actividades deberían estar organizadas de forma que se favorezca una presencia equilibrada de niños y niñas, y faciliten la interacción entre ellos.